Introducción
Desde siempre hemos
fantaseado con la posibilidad de una nación caribe, hemos soñado una nación
propia que glorifique nuestra esencia, la manera como llevamos nuestras vidas,
la forma como expresamos el amor, nuestras tradiciones ancestrales, el rigor
que le imponemos a la lengua de Cervantes, las vastas manifestaciones culturales
y todos los valores de nuestra raza, pero en la mayoría de las ocasiones lo
hacemos de manera informal y casi siempre en forma de broma.
Los grandes horizontes
nos han hecho abiertos y receptivos, nuestra propia raza es una amalgama de
sangre diversa, hemos caminado hombro a hombro con nuestros vecinos y con visitantes
de todas las latitudes. Particular deferencia tenemos con nuestros hermanos
andinos, con quienes hemos caminado durante varios siglos, atravesado momentos
históricos difíciles y a quienes hemos recibido siempre con agrado y
comprensión, sin reclamar para nosotros lo que por naturaleza se nos ha dado. Pero ha llegado la hora de abordar el tema de
manera más objetiva y consiente, dado que nuestra realidad social y los cambios
del mundo contemporáneo así lo exigen.
El propósito de este
trabajo no es plantear verdades absolutas, sino, por el contrario, abrir un
debate alrededor del tema. Sin embargo, una verdad simple e irrefutable,
documentada en las estadísticas oficiales, es que la Región Caribe es la zona más
pobre y atrasada de Colombia. Esta realidad cobra significado en el sufrimiento
de millones de seres humanos, en la oportunidad perdida de varias generaciones
y, en general, en la falta de una vida digna para la mayoría de los habitantes
de este territorio.
La teoría que defendemos
es que el enorme atraso de la región es debido al tipo de instituciones
políticas que tenemos y a la supeditación de un centro de desarrollo alejado de
nuestro centro gravitatorio. Que el desarrollo de Colombia ha sido desigual, en
detrimento de las regiones más distantes de Bogotá y dentro de este orden la
costa caribe ha sacado la peor parte. Que este orden de cosas es una herencia
colonial y que no tiene justificación a la luz de las ciencias políticas y sociales
actuales. Que mientras se mantenga este orden de cosas no habrá posibilidades
de allanar las diferencias entre el centro y la periferia. Que si la costa
caribe emprendiera una vida nacional independiente, con nuevas reglas de juego,
podría lograr mejores niveles de desarrollo humano.
Pero, ¿es realmente
posible y pertinente pensar en una nación caribe? ¿Tiene algún asidero
histórico, social, político, económico o filosófico? ¿No es una trampa de la
historia para avivar la crónica violencia nuestra? ¿Es otra causa nacionalista
solo para satisfacer egos y beneficiar a unos pocos? ¿O tal vez sea una salida
elegante y oportuna a muchos de nuestros problemas? En los siguientes párrafos
trataremos de dar respuesta a estos interrogantes.
Buen blog..no dejes de escribir..
ResponderEliminarCarta de Juan Jose Nieto a Santander reinvindicando los intereses costeños frente al interior del país: http://manglar.uninorte.edu.co/calamari/bitstream/10738/103/3/BDC359.pdffederalismo.pdf
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