jueves, 25 de julio de 2013

El Tiempo 18.12.2012


Panamá, el país latinoamericano que crece su economía más que China

Panamá, el vecino que crece más que China

Su economía se expandió por encima del 10 por ciento por segundo año consecutivo.

Algo muy importante está pasando en Panamá. El istmo no solo es el líder absoluto en crecimiento económico en América Latina, sino que además lo está haciendo con tasas superiores a las de China: 10,8 por ciento en el 2011 y 10,5 por ciento en este 2012, según cifras de la Cepal.
Para entender lo que significa esto, baste con recordar –además del contexto internacional– que el crecimiento promedio de América Latina será de 3,1 por ciento este año: tres veces menos que el de Panamá.
Lo más interesante del fenómeno es que no se trata de un ‘momentum’, sino de una constante que ya lleva sus años. El Sindicato de Industriales de Panamá (SIP) subraya que el PIB panameño ha crecido un 77,5 por ciento en los últimos siete años. Y en PIB per cápita, Panamá es la cuarta economía más rica de nuestra región, con 15.266 dólares por habitante: solo la superan Chile (18.354), Uruguay (15,840) y México (15.300).
Pero hay más: según el Banco Mundial, la economía de Panamá ha sido una de las 20 que más han crecido en el mundo en los últimos cinco años; y a la luz del Índice Global de Competitividad, nuestro vecino ya es el segundo país más competitivo de América Latina, después de Chile.
Juan Alberto Fuentes, director de la División de Desarrollo Económico de la Cepal, dice que buena parte de lo que está pasando en esta nación de solo 3,6 millones de habitantes se debe a que hay “una visión de largo plazo clara y una “notable continuidad en las políticas”. Y que si bien la millonaria inversión para ampliar y modernizar la principal carta geoestratégica de Panamá, su canal interoceánico, ha sido clave, esto se ha complementado con una fuerte apuesta por la inversión foránea, una economía enfocada a los servicios cada vez más diversificada, ampliación de los tratados de libre comercio, y a un papel cada vez más activo de los sectores público y privado en el desarrollo de infraestructuras que mejoran la competitividad del país.
Víctor Cruz, asesor del SIP, destaca que un elemento clave del actual éxito panameño es la mezcla de “una creciente inversión extranjera en múltiples sectores y de una gruesa y sostenida inversión estatal en obras de gran magnitud claves para el desarrollo nacional”.
El papel del Estado no es menor. Todo lo contrario. Y analistas como Raúl Moreira, presidente del Colegio de Economistas de Panamá, destacan que esto no habría sido posible sin una importante organización y disciplina fiscal, “que es lo que ha permitido hacer mucho de lo que hoy se está haciendo”, como el metro de Ciudad de Panamá, cuya primera línea estaría lista en el primer trimestre del 2013.
Irvin Halman, presidente de la Cámara de Comercio de Panamá, dice que aparte de estabilidad política, seguridad jurídica y estímulos a la inversión extranjera –en la cual Colombia es protagonista (ver recuadro)–, una pieza importante del ‘coctel del éxito’ ha sido la alianza entre sector privado y Estado. Cosa en la que, sin duda, el presidente Ricardo Martinelli, un próspero empresario de supermercados, ha jugado un rol importante.
Los desafíos
Los analistas consultados coinciden en que el principal reto es mantener la prudencia fiscal: “Porque si bien nadie discute la importancia de las inversiones en infraestructura”, dice Cruz, “se está elevando el nivel de deuda, y hay que manejarlo con cuidado, pues puede afectar el grado de inversión que hemos alcanzado, entre otros problemas”.
Moreira comparte lo anterior y añade el tema de la inflación, que aunque es baja en términos regionales, es alta para los panameños (por años estuvo entre el 1 y el 2 por ciento) y está golpeando a los sectores más pobres, especialmente en el tema de los alimentos, y haciendo que prolifere la percepción de que “el progreso” es solo para algunos. Aunque la pobreza viene a la baja (ver infografía).
Y, por último, Halman señala que para que el país pueda aprovechar el buen momento que vive y asegurarse un crecimiento económico sostenido tendrá que mejorar sustancialmente su sistema educativo, para agregar valor en los procesos productivos y porque en este momento es incapaz de atender la gran demanda de profesionales que ha traído el ‘boom’, con lo cual son cada vez más los trabajadores extranjeros que hoy aterrizan en Panamá.
Colombia es el quinto inversionista extranjero en el istmo
El primer inversionista en Panamá es Estados Unidos, pero las compras colombianas vienen en ascenso. Según cifras del Banco de la República, entre 1994 y el 2011 nuestra inversión acumulada en el vecino país bordeaba los 3.000 millones de dólares. Algunos negocios recientes: Pintuco compró al Grupo Kativo, que opera en Panamá y toda Centroamérica, por 120 millones de dólares. El Grupo Nutresa adquirió a American Franchising, dedicada al negocio de helados, y a Blue Ribbon, de cárnicos. Cementos Argos recientemente finalizó una expansión de su filial Cemento Panamá, para llevar la capacidad de la planta a 1,4 millones de toneladas anuales y en la que invirtió 63 millones de dólares. EPM tomó el control accionario de la electrificadora Ensa. Y casa Luker compró las empresas Bonlac y Café Durán.
VÍCTOR MANUEL VARGAS SILVA
Editor de Domingo

miércoles, 24 de julio de 2013

El papel del Caribe en el expansionismo chino

Lachinoamerica: alerta de tsunami


Los sucesos relacionados con el proyectado canal interoceánico en Nicaragua confirman nuestra posición respecto a China y los mares (ver la entrada «China, Nicaragua y San Andrés»): la emergente potencia necesita indefectiblemente  un canal entre los dos océanos. Y lo tendrá, bien sea con dólares, bien sea con pólvora.
Va a ser muy difícil convencer a las élites panameñas de vender su canal, aun con soborno. Hay varios elementos en contra: los sentimientos nacionalistas derivados de la histórica lucha, la prosperidad de la economía panameña y la ausencia de deuda, metálica o política, del canal. Si los chinos quieren el canal de Panamá tendrán que desplazar algunos portaaviones y algunos soldados. Pero sería un costo político muy alto, significaría mostrarle los dientes a la comunidad internacional antes de tiempo.
China tiene otras opciones, Centroamérica es convenientemente delgada y larga. Y fragmentada y pobre. Y ansiosa. Nicaragua dio el primer paso adelante, pero Guatemala y Honduras ya han levantado la mano. Pese a lo estrecho El Salvador no alcanza los dos mares, Costa Rica no ha dicho nada pero más de uno lo habrá considerado. Los de Bogotá, especialistas en entregar canales a la potencia de turno, hace mucho han considerado al Darién, por el río Atrato, por lo que China allí tiene otra opción. La emergente potencia debe estar tranquila, solo se trata de mover algunas fichas y el canal de todas formas vendrá.
Lo que los habitantes caribes debemos preguntarnos es ¿cómo nos irá a nosotros? Verán, no nos irá, desde ya nos va muy mal: Bogotá, inepta y corrupta, ya entregó cien mil kilómetros cuadrados de mares caribes a China y Nicaragua, no solo a cambio de nada sino que, por el contrario, a costa del sustento de los isleños. Pero el juego apenas empieza, la China será primera potencia mundial dentro de poco y va a necesitar más mares, más costas, más tierras y mientras dependamos de Bogotá, inepta y corrupta, no sabremos que se negociará. Tal vez los futurólogos chinos ya tengas en sus maquetas bases en San Andrés, en el Darién, en La Guajira…
Esta nos es una oposición a la expansión china, ni más faltaba, si no es capaz Europa ni los Estados Unidos de contenerla, menos unos desarrapados y famélicos caribes. Lo que digo es que mientras nuestro futuro y nuestro destino pasen por Bogotá, nunca sabremos a qué atenernos. Como se menciona en otra entrada de este blog, hay dos fuerzas que dominarán el futuro inmediato de la humanidad: la globalización y la regionalización. Las grandes potencias, sean orientales u occidentales o de cualquier naturaleza, lo que buscan son mercados y productos primarios.
No están interesados en la calidad de vida de pobladores lejanos, ni en sus ecologías, eso ya la historia lo ha demostrado hasta la saciedad. La única herramienta que tenemos es la regionalización, es decir, empoderarnos de nuestra cultura, de nuestros recursos, de nuestra gente, dejando de lado a los elementos corruptos que solo jalan para su lado, para poder enfrentar a la potencia que fuere.
No se trata de enfrentarla militarmente, ni de aislarnos del comercio mundial, lo cual es descabellado, pero sin con organización, con acuerdos consensuados, con conciencia de región y de patria. Si dejamos estos asuntos en manos de Bogotá, históricamente inepta y corrupta, siempre esperaremos lo peor.

El fututo es una razón más para pensar en una Republica Caribe: tenemos que tomar las riendas de nuestro destino con nuestras propias manos. No solo para defendernos del acoso de las potencias, que sería una estrategia negativa y a la defensiva, sino para elevar el nivel de vida, el nivel sociopolítico, el cultural y tecnológico, y el científico, para poder acceder al mundo de las naciones desarrolladas. La otra opción es continuar siendo una zona invisibilizada y sojuzgada de Bogotá.

República Caribe

Introducción Desde siempre hemos fantaseado con la posibilidad de una nación caribe, hemos soñado una nación propi...