miércoles, 24 de julio de 2013

El papel del Caribe en el expansionismo chino

Lachinoamerica: alerta de tsunami


Los sucesos relacionados con el proyectado canal interoceánico en Nicaragua confirman nuestra posición respecto a China y los mares (ver la entrada «China, Nicaragua y San Andrés»): la emergente potencia necesita indefectiblemente  un canal entre los dos océanos. Y lo tendrá, bien sea con dólares, bien sea con pólvora.
Va a ser muy difícil convencer a las élites panameñas de vender su canal, aun con soborno. Hay varios elementos en contra: los sentimientos nacionalistas derivados de la histórica lucha, la prosperidad de la economía panameña y la ausencia de deuda, metálica o política, del canal. Si los chinos quieren el canal de Panamá tendrán que desplazar algunos portaaviones y algunos soldados. Pero sería un costo político muy alto, significaría mostrarle los dientes a la comunidad internacional antes de tiempo.
China tiene otras opciones, Centroamérica es convenientemente delgada y larga. Y fragmentada y pobre. Y ansiosa. Nicaragua dio el primer paso adelante, pero Guatemala y Honduras ya han levantado la mano. Pese a lo estrecho El Salvador no alcanza los dos mares, Costa Rica no ha dicho nada pero más de uno lo habrá considerado. Los de Bogotá, especialistas en entregar canales a la potencia de turno, hace mucho han considerado al Darién, por el río Atrato, por lo que China allí tiene otra opción. La emergente potencia debe estar tranquila, solo se trata de mover algunas fichas y el canal de todas formas vendrá.
Lo que los habitantes caribes debemos preguntarnos es ¿cómo nos irá a nosotros? Verán, no nos irá, desde ya nos va muy mal: Bogotá, inepta y corrupta, ya entregó cien mil kilómetros cuadrados de mares caribes a China y Nicaragua, no solo a cambio de nada sino que, por el contrario, a costa del sustento de los isleños. Pero el juego apenas empieza, la China será primera potencia mundial dentro de poco y va a necesitar más mares, más costas, más tierras y mientras dependamos de Bogotá, inepta y corrupta, no sabremos que se negociará. Tal vez los futurólogos chinos ya tengas en sus maquetas bases en San Andrés, en el Darién, en La Guajira…
Esta nos es una oposición a la expansión china, ni más faltaba, si no es capaz Europa ni los Estados Unidos de contenerla, menos unos desarrapados y famélicos caribes. Lo que digo es que mientras nuestro futuro y nuestro destino pasen por Bogotá, nunca sabremos a qué atenernos. Como se menciona en otra entrada de este blog, hay dos fuerzas que dominarán el futuro inmediato de la humanidad: la globalización y la regionalización. Las grandes potencias, sean orientales u occidentales o de cualquier naturaleza, lo que buscan son mercados y productos primarios.
No están interesados en la calidad de vida de pobladores lejanos, ni en sus ecologías, eso ya la historia lo ha demostrado hasta la saciedad. La única herramienta que tenemos es la regionalización, es decir, empoderarnos de nuestra cultura, de nuestros recursos, de nuestra gente, dejando de lado a los elementos corruptos que solo jalan para su lado, para poder enfrentar a la potencia que fuere.
No se trata de enfrentarla militarmente, ni de aislarnos del comercio mundial, lo cual es descabellado, pero sin con organización, con acuerdos consensuados, con conciencia de región y de patria. Si dejamos estos asuntos en manos de Bogotá, históricamente inepta y corrupta, siempre esperaremos lo peor.

El fututo es una razón más para pensar en una Republica Caribe: tenemos que tomar las riendas de nuestro destino con nuestras propias manos. No solo para defendernos del acoso de las potencias, que sería una estrategia negativa y a la defensiva, sino para elevar el nivel de vida, el nivel sociopolítico, el cultural y tecnológico, y el científico, para poder acceder al mundo de las naciones desarrolladas. La otra opción es continuar siendo una zona invisibilizada y sojuzgada de Bogotá.

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