Lachinoamerica: alerta de tsunami
Los sucesos
relacionados con el proyectado canal interoceánico en Nicaragua confirman
nuestra posición respecto a China y los mares (ver la entrada «China,
Nicaragua y San Andrés»): la
emergente potencia necesita indefectiblemente un canal entre los dos océanos. Y lo tendrá,
bien sea con dólares, bien sea con pólvora.
Va a ser muy
difícil convencer a las élites panameñas de vender su canal, aun con soborno.
Hay varios elementos en contra: los sentimientos nacionalistas derivados de la
histórica lucha, la prosperidad de la economía panameña y la ausencia de deuda,
metálica o política, del canal. Si los chinos quieren el canal de Panamá
tendrán que desplazar algunos portaaviones y algunos soldados. Pero sería un costo
político muy alto, significaría mostrarle los dientes a la comunidad
internacional antes de tiempo.
China tiene otras
opciones, Centroamérica es convenientemente delgada y larga. Y fragmentada y
pobre. Y ansiosa. Nicaragua dio el primer paso adelante, pero Guatemala y
Honduras ya han levantado la mano. Pese a lo estrecho El Salvador no alcanza
los dos mares, Costa Rica no ha dicho nada pero más de uno lo habrá
considerado. Los de Bogotá, especialistas en entregar canales a la potencia de
turno, hace mucho han considerado al Darién, por el río Atrato, por lo que
China allí tiene otra opción. La emergente potencia debe estar tranquila, solo
se trata de mover algunas fichas y el canal de todas formas vendrá.
Lo que los
habitantes caribes debemos preguntarnos es ¿cómo nos irá a nosotros? Verán, no
nos irá, desde ya nos va muy mal: Bogotá, inepta y corrupta, ya entregó cien
mil kilómetros cuadrados de mares caribes a China y Nicaragua, no solo a cambio
de nada sino que, por el contrario, a costa del sustento de los isleños. Pero
el juego apenas empieza, la China será primera potencia mundial dentro de poco
y va a necesitar más mares, más costas, más tierras y mientras dependamos de
Bogotá, inepta y corrupta, no sabremos que se negociará. Tal vez los
futurólogos chinos ya tengas en sus maquetas bases en San Andrés, en el Darién,
en La Guajira…
Esta nos es una
oposición a la expansión china, ni más faltaba, si no es capaz Europa ni los
Estados Unidos de contenerla, menos unos desarrapados y famélicos caribes. Lo que
digo es que mientras nuestro futuro y nuestro destino pasen por Bogotá, nunca
sabremos a qué atenernos. Como se menciona en otra entrada de este blog, hay
dos fuerzas que dominarán el futuro inmediato de la humanidad: la globalización
y la regionalización. Las grandes potencias, sean orientales u occidentales o
de cualquier naturaleza, lo que buscan son mercados y productos primarios.
No están
interesados en la calidad de vida de pobladores lejanos, ni en sus ecologías,
eso ya la historia lo ha demostrado hasta la saciedad. La única herramienta que
tenemos es la regionalización, es decir, empoderarnos de nuestra cultura, de
nuestros recursos, de nuestra gente, dejando de lado a los elementos corruptos
que solo jalan para su lado, para poder enfrentar a la potencia que fuere.
No se trata de
enfrentarla militarmente, ni de aislarnos del comercio mundial, lo cual es
descabellado, pero sin con organización, con acuerdos consensuados, con
conciencia de región y de patria. Si dejamos estos asuntos en manos de Bogotá,
históricamente inepta y corrupta, siempre esperaremos lo peor.
El fututo es una
razón más para pensar en una Republica Caribe: tenemos que tomar las riendas de
nuestro destino con nuestras propias manos. No solo para defendernos del acoso
de las potencias, que sería una estrategia negativa y a la defensiva, sino para
elevar el nivel de vida, el nivel sociopolítico, el cultural y tecnológico, y
el científico, para poder acceder al mundo de las naciones desarrolladas. La
otra opción es continuar siendo una zona invisibilizada y sojuzgada de Bogotá.
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