Opciones de desarrollo de la Nación Caribe
1.
Mayor integración a
Colombia.
Aunque Orlando Fals Borda1 considera superado el «peligro secesionista» porque «Colombia ya es un país unido y cayeron los principales obstáculos del aislamiento topográfico que dieron origen al sueño federal del pasado», plantearse mayor integración a Colombia connota, desde luego, una fractura entre el país andino y el caribe. Este pensador, no obstante, se inclina por una «autonomía contextual o integracionista», sacándole el cuerpo a la disyuntiva integración versus regionalización, para proponer un fórmula que combina las dos opciones. Es enfático en señalar su oposición a la secesión esgrimiendo una teoría de tipo holístico, en donde «Colombia no podría vivir sin los insumos de las regiones combinadas» y las regiones sin la «unidad nacional».
El profesor Meisel Roca se inclina por mayor integración nacional, entre otras
razones, porque «no contamos con una base fiscal sólida que permita embarcarse
con buen éxito un proceso autonómico». Posada Carbó advierte en contra de la
regionalización dos riesgo: ser marginados de la política económica nacional y
alimentar aún más esa cultura de dependencia del Tesoro Nacional a través del
clientelismo, tan arraigado en la región. Posada apuntala su posición señalando
la falta de beneficios de la experiencia federalista del siglo XIX, que «no parece
haber reportado mayores beneficios económicos a la Costa» y por tanto, concluye: «hay pocas evidencias para pensar que la autonomía vaya a reducir las
disparidades de bienestar entre interior y la Costa». Es este mismo sentido
concluye Meisel: la Costa debe proyectarse nacionalmente, antes de aislarse en
un proceso autonómico.
La teoría falsiana y la
del profesor Meisel ha sido rebatida por diferentes teóricos de la organización
del estado moderno. Ohmae2, por ejemplo, ha
demostrado que las formas de gobierno locales o regionales, por estar más
cercanas al ciudadano, son más eficientes que el estado colosal. De hecho, como lo afirma el político caribe Eduardo
Verano de la Rosa «En todos los países donde existen diferentes realidades regionales
se está buscando redefinir el papel del estado central como parte de los
procesos de modernización del manejo del gobierno».
Por otro lado, los
teóricos han previsto que los peligros que representa la globalización deben
ser enfrentados con un fenómeno político llamado localización. La
localización es el creciente poder económico y político de las regiones que
integran a un país, que en opinión de expertos, será una de las principales
tendencias del siglo XXI.
Si revisamos la
literatura, encontramos que en otras latitudes la problemática entre regional
y país, ha sido reconocida y sometida a estudios, llegándose siempre a la
conclusión de que las diferencias entre los centros desarrollados y los
marginales tienden a aumentar con el tiempo. Geoffrey J.D. Hewings5, autoridad mundial en el tema ha dicho:
"…Las políticas tradicionales de desarrollo
regional aplicadas a regiones menos prósperas durante el presente decenio no
han funcionado y no funcionarán. Aunque uno podría ser acusado de exagerado, el
ámbito internacional está lleno de muchos fracasos de política regional que de
éxitos. Las ideas, estrategias y políticas de los sesentas, setentas y ochentas
no han logrado producir resultados que generen algún grado de optimismo sobre
el futuro…”
Esta supuesta unidad está
sustentada en el cambio «en materia de comunicaciones, transporte e integración
de las regiones». Esta supuesta integración continua siendo desmentida por la
cifras, en donde las diferencias ha sido ya discutidas arriba y, la
razón principal por lo que estas desigualdades regionales no tienen dentro del
marco actual solución, es por lo que se ha conocido como el efecto de la
«filtración». Al respecto Hewings ha observado que «si las carreteras y los
ferrocarriles conectan a una región menos desarrollada con el centro económico
del país, los recursos de inversión fluirán hacia esa región ya que, con toda
probabilidad, la región goza de una significativa ventaja en la forma de
menores costos de factores (especialmente la mano de obra)».
2.
Regionalización
Pese a todo, la
regionalización como una opción de desarrollo tiene adeptos, sin embargo lo
dicen «sin apasionamientos», desde la frialdad aséptica y neutral que la
academia exige, en donde se percibe un ánimo pusilánime al hablar de soluciones
reales, evitando de antemano a cualquier proyecto que huela a secesionismo.
Insisten en la tradición «reclamista», escenario paternalista y facilista, en
donde nuestra única responsabilidad es extender la mano y criticar al gobierno central.
Lo que proponen es una «…tarea de muchos años, probablemente de varias
generaciones» [sic], mediante un proceso de educación.
Mediante este proceso
longo nunca van a conseguir nada porque el planteamiento está mal hecho y las
perspectivas son miopes, es por ello que de antemano anuncian la derrota: «A
decir verdad, hoy por hoy, el trámite legal del proyecto de regionalización
parecería no tener un futuro claro».
Pese a las mayoritarias
opiniones en contra de la regionalización y los temores de una secesión, el 14
de marzo de 2011 se obtuvieron 2.5 millones de votos en favor de mayor
autonomía lo cual marca una clara diferencia entre la academia y la ciudadanía.
Eduardo Verano de la Rosa
ha sido uno de los líderes caribes que más le ha apostado a la regionalización,
llegando a materializar un referendo el 14 de marzo de 2011 en favor de
constitución de una región Caribe. Entre sus razones está el agotamiento del
esquema Estado-nación, puesto que se ha convertido en un verdadero obstáculo
para la creación de fuerzas de mercado, ejerciendo una presión negativa en
contra del desarrollo regional. En contrapartida propone mayor autonomía y
protagonismo de la región Caribe a partir del esquema Estado – Región, que
supere nuestra condición de «ser un simple apéndice de la economía nacional o
del triángulo de oro». Verano cree que debemos «incrustarnos» más en la
economía mundial, para mayor interacción no solo con la economía nacional sino
también con la internacional.
Verano de la Rosa va por
buena senda pero le falta el centavito para el peso. Tiene toda la razón cuando
habla de mayor autonomía, del crecimiento económico propio como región caribe,
que debemos dejar de ser solo un pedazo de tierra solo útil para el desarrollo
de otras economías… pero es solo un sueño de verano, porque mientras no se
corte el cordón umbilical con Bogotá no habrá posibilidad de tomar el destino
con nuestras propias manos.
El mayor argumento en su
contra es su propio proyecto, que pese a obtener 2.5 millones de votos el 14 de
marzo de 2011 en favor de mayor autonomía, no se ha materializado nada, antes por
el contrario, el gobierno central, que ha desoído estas reivindicaciones, ha
promovido recortes a través de diversas medidas como una nueva ley de regalías.
La participación del Caribe en el alto gobierno nacional, como todo el siglo
XX, ha sido casi nula.
3 Nuestra propuesta de
desarrollo:
separación.
La primera salvedad que
se hace en todas las discusiones políticas y académicas es la integridad del
país colombiano, como se si se tratara de un mantra sagrado, exorcizando de
antemano cualquier fantasma secesionista. Es una actitud tradicional en la
cultura Caribe, desde las reclamaciones de Nieto, pasando por Núñez y renovada
por la intelectualidad caribe contemporánea.
Las razones de esta fidelidad perruna, de lamer la mano que sostiene el látigo, no tiene asideros concretos. Posa Carbó intenta, por ejemplo, un argumento a partir de la falta de definición de la nación Caribe, tanto en el aspecto geográfico como en histórico-administrativo, para aterrizar en que «…ciertamente el cuadro de una sociedad compleja, no libre de contradicciones, lejos de ser una comunidad homogénea» [Sic]. Dentro de esta misma lógica menos justificación tendría Colombia.
Sin embargo la única y
definitiva fórmula para que esta región llegue algún día a desarrollarse y
darle a sus habitantes una vida digna es formando rancho aparte. Formar un
estado aparte, un estado de naturaleza caribe, que interprete a la comunidad
caribe.
Hay que dejarse de
hacerse ilusiones, nadie va a venir a sacarnos de la pobreza y del atraso. No
es Bogotá, enfrascada en su propia dinámica y con su mirada miope del prejuicio
regional, quien nos soluciones los problemas. Solo nosotros mismos, cuando
tomemos con las manos nuestra propia historia haremos algo por esta región.
Por otro lado, no hay que
esperar que una propuesta tan radical como la separación y la formación de
rancho aparte provenga de la academia ni de la política. Los primeros, apegados
a la rigurosidad científica de las ciencias sociales no se aventuran con ideas
«sin bases en la evidencia», ni se exponen a la vergonzosa comidilla de su
comunidad. Los otros, no dan puntada sin dedal. Los políticos, que por
definición deberían ser la vanguardia del pensamiento de sus comunidades, en la
práctica en realidad van en la retaguardia, reciclando las ideas más populares
de la comunidad, aunque ellos mismos la sepan inconvenientes o incorrectas.
Pero claro, cuando el movimiento tome cuerpo habrá más de un político
desgarrándose las vestiduras por la causa
y más de un académico hallando razones históricas, políticas, socioculturales y
de todo tipo en favor de la Republica Caribe.
Esta separación y
conformación de la Nación Caribe no debería constituir una amenaza para Bogotá,
antes por el contario debe significar mayor dinamismo económico.
Solo resta decir ... en total acuerdo.
ResponderEliminarTENEMOS QUE ORGANIZARNOS Y ESCRIBIR NUESTRA PROPIA HISTORIA, ADEMAS TENEMOS EL GAS NATURAL Y EL CARBON PARA COMENZAR, CON ESO MONTAMOS UNA INFRAESTRUCTURA AGRICOLA QUE NOS SURTA DE ALIMENTOS Y SEAMOS AUTOSOSTENIBLES, APROVECHAMOS EL CARIBE HACEMOS MAS PUERTOS Y MAS GRANDES, RELACIONES COMERCIALES CON PANAMA ETC ETC, Y EN DIEZ AÑOS ESTAMOS MEJOR QUE LO QUE QUEDE DEL PAIS. ( Nota: Hay que aplicar politicas contra la explosion demografica para que tengamos mas oportunidades com hacen los paises pequeños).
ResponderEliminarLos procesos de independencia no piden permiso, se hacen y punto por necesidad. Ejemplo: Panama se independizó de Colombia al ver que se iba a beneficiar de la construcción del canal Interoceanico que uniría el mar caribe y el pacifíco con el atlántico. Se alió con otro pais para separarse, ambos se iban a beneficiar. Colombia intentó intimidar a Panamá mandando unos barquitos, y disparando contra ciudad de Panamá. Luego Panamá llamó al socio EEUU y a la "Gran Colombia" o "La Gran Colonia" le tocó devolverse con el rabo entre las piernas.
ResponderEliminarFacil, hay soluciones más no un líder con talento y oratoria (un Bolívar, un jfk, un hitler) que lleve la batuta de la moral, ideales y compromiso de la región, solo hay cobardes con ideas que con solo decir y hablar paja quieren ser grandes héroes historicos.
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