Globalización: la actualidad
“La globalización es como una
ola
gigantesca, que puede
arrastrar
naciones a su paso o
hacerlas avanzar”
Joseph Stiglitz
Lo más acertado que se puede
afirmar sobre la globalización es que es un proceso inminente, estemos
preparados para ello o no. De hecho, la globalización, que es un fenómeno sustentado por el vertiginoso desarrollo de las telecomunicaciones pero que es
de naturaleza eminentemente económica, tiene como motor los intereses de la
gran industria y los grandes centros financieros del hemisferio norte, que ven
una gran posibilidad de expandir sus mercados. En este sentido hay que dejar de
hacerse esperanzas sobre las bondades de la globalización, pensando que tal vez
significaría una homogeneización de la humanidad, en donde las grandes masas
del tercer mundo tendrán acceso a las mieles del primero.
Por el contrario, el Banco
Mundial, en varios informes, anuncia más pobreza. Las personas que viven con el
equivalente a un dólar diario ha pasado de1200 millones de 1997 a 1500 millones
en 2005 y se calcula que para el año 2015 esta cifra podría llegar a los 1900
millones. Esto significa, según lo muestra la tendencia, que la brecha
económica continuará aumentando entre ricos y pobres, entre el norte y el sur.
Si bien la globalización
puede significar para los países en desarrollo acceso a la tecnología y con
ello aumentar la productividad y mejorar la calidad de vida, también entraña
riesgos como aumento del desempleo por la entrada de productos importados,
inestabilidad financiera causada por los flujos irregulares de capitales
extranjeros y peligros para el medio ambiente.
Frente a esta arrolladora
ola gigantesca que viene dominando la economía mundial en los últimos 30 años,
ha surgido un nuevo fenómeno de equilibrio o ruina, que los expertos y
estudiosos han convenido en llamar localización.
La localización es el
creciente poder económico y político de las regiones que integran a un país,
que en opinión de expertos, será una de las principales tendencias del siglo
XXI. En otras palabras, el panorama del siglo XXI estará dominado por estas dos
grandes fuerzas, la globalización y la localización, de cuyo manejo dependerá
el éxito o fracaso de un país.
La globalización tiene todas
las ventajas y es fácil augurar su triunfo. Los oscuros aquelarres del FMI y el
grupo de los 7, tienen en sus manos las riendas del planeta: la información
realmente importante, los grandes capitales, los gobiernos poderosos, ejércitos
nucleares, los medios masivos de comunicación... lo único que les falta es
sentido de magnanimidad y equidad.
La localización podría
significar revolucionar las posibilidades de desarrollo de regiones por demás
atrasadas. El avance vertiginoso de las telecomunicaciones no solo ha mejorado
las posibilidades de comercio e intercambio de información, sino que además
enriquecen el deseo de las comunidades locales de forjar su propio futuro y les
otorgan los recursos para ello.
La localización significa
poder ejercer mayor autonomía y mayores incentivos para trabajar juntos, mayor
participación popular en política. No obstante, los resultados de la
localización están sujetos al manejo político y a todos los factores que allí
confluyen como la corrupción, clientelismo, ineficiencia, delincuencia,
narcotráfico etc. Cuando los resultados son satisfactorios, la localización
puede dar como resultado gobiernos más sensibles y eficientes. Esto es, menos
espacio para negociaciones comerciales secretas y mayor exigencia y
responsabilidad, y se irá abandonando al autoritarismo.
Dentro de este marco de
ideas, la transformación de la atrasada y pobre costa caribe colombiana en la República
Caribe, completamente autónoma e independiente, significaría un salto de
características cualitativas, tanto al mediano como a largo plazo, hacia el
desarrollo humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario