domingo, 1 de mayo de 2016

Globalización: la actualidad


Globalización: la actualidad


“La globalización es como una ola
gigantesca, que puede arrastrar
naciones a su paso o hacerlas avanzar”
                                   Joseph Stiglitz

Lo más acertado que se puede afirmar sobre la globalización es que es un proceso inminente, estemos preparados para ello o no. De hecho, la globalización, que es un fenómeno sustentado por el vertiginoso desarrollo de las telecomunicaciones pero que es de naturaleza eminentemente económica, tiene como motor los intereses de la gran industria y los grandes centros financieros del hemisferio norte, que ven una gran posibilidad de expandir sus mercados. En este sentido hay que dejar de hacerse esperanzas sobre las bondades de la globalización, pensando que tal vez significaría una homogeneización de la humanidad, en donde las grandes masas del tercer mundo tendrán acceso a las mieles del primero.

Por el contrario, el Banco Mundial, en varios informes, anuncia más pobreza. Las personas que viven con el equivalente a un dólar diario ha pasado de1200 millones de 1997 a 1500 millones en 2005 y se calcula que para el año 2015 esta cifra podría llegar a los 1900 millones. Esto significa, según lo muestra la tendencia, que la brecha económica continuará aumentando entre ricos y pobres, entre el norte y el sur.

Si bien la globalización puede significar para los países en desarrollo acceso a la tecnología y con ello aumentar la productividad y mejorar la calidad de vida, también entraña riesgos como aumento del desempleo por la entrada de productos importados, inestabilidad financiera causada por los flujos irregulares de capitales extranjeros y peligros para el medio ambiente.

Frente a esta arrolladora ola gigantesca que viene dominando la economía mundial en los últimos 30 años, ha surgido un nuevo fenómeno de equilibrio o ruina, que los expertos y estudiosos han convenido en llamar localización.

La localización es el creciente poder económico y político de las regiones que integran a un país, que en opinión de expertos, será una de las principales tendencias del siglo XXI. En otras palabras, el panorama del siglo XXI estará dominado por estas dos grandes fuerzas, la globalización y la localización, de cuyo manejo dependerá el éxito o fracaso de un país.

La globalización tiene todas las ventajas y es fácil augurar su triunfo. Los oscuros aquelarres del FMI y el grupo de los 7, tienen en sus manos las riendas del planeta: la información realmente importante, los grandes capitales, los gobiernos poderosos, ejércitos nucleares, los medios masivos de comunicación... lo único que les falta es sentido de magnanimidad y equidad.

La localización podría significar revolucionar las posibilidades de desarrollo de regiones por demás atrasadas. El avance vertiginoso de las telecomunicaciones no solo ha mejorado las posibilidades de comercio e intercambio de información, sino que además enriquecen el deseo de las comunidades locales de forjar su propio futuro y les otorgan los recursos para ello.

La localización significa poder ejercer mayor autonomía y mayores incentivos para trabajar juntos, mayor participación popular en política. No obstante, los resultados de la localización están sujetos al manejo político y a todos los factores que allí confluyen como la corrupción, clientelismo, ineficiencia, delincuencia, narcotráfico etc. Cuando los resultados son satisfactorios, la localización puede dar como resultado gobiernos más sensibles y eficientes. Esto es, menos espacio para negociaciones comerciales secretas y mayor exigencia y responsabilidad, y se irá abandonando al autoritarismo.

Dentro de este marco de ideas, la transformación de la atrasada y pobre costa caribe colombiana en la República Caribe, completamente autónoma e independiente, significaría un salto de características cualitativas, tanto al mediano como a largo plazo, hacia el desarrollo humano.

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